Autora del blog

STIVY SILVIA

Image and video hosting by TinyPic

Escritora y compositora. Docente en el área de enfermería. Colabora en radio online.

LA ANTIGUA MAQUINA DE ESCRIBIR




Buscando entre miles de cosas guardadas, mi padre, me llama y me dice que encontró la antigua máquina de escribir de su padre, o sea, mi abuelo. Muy desbordado por tantas cosas que uno guarda, me dice, te la doy para que la lleves a alguna feria y que te den lo que quieran, anda, pero  yo ya no quiero conservar tantas cosas.
La traje a casa, muy entusiasmada se la muestro a mi hija, quien la miraba como algo fuera de este planeta, porque si bien había visto algunas, no ésta particularmente.
Cuando me detenía a llevarla para el garage, con el objetivo de pasar en estos días por alguna feria de antigüedades, y tenerla a mano, le quise dar la última mirada, y mi mente viajó a aquellos años, donde mi abuelo la tenía cuidada como joya, y donde me peleaba con mis primos para ver quien podía convencerlo de que nos la deje para jugar a los oficinistas, y siempre su misma contestación “esto no es un juguete, esto es para trabajar” y jamás nos la prestaba, solo recuerdo una vez, que no se como una noche me quedé en su casa, y me la prestó pero con su supervisión. Nuevamente pensé en llevarla nuevamente al garage, y me vino la cara de mi abuelo, apenado, llorando por su máquina de escribir, y me dolió el alma, pensé que seria cruel, desprenderme de algo que no se si tendrá valor como antigüedad, pero si el valor espiritual y anécdotico que tiene particularmente.
Tomé la máquina y la deposité en el estudio de música, y la puse al  lado de la bandeja de vinilos, cerrada, pensando, que quizá mi abuelo estuviera  felíz de saber que está con su nieta, una de las tantas que solía pedirle en aquellos tiempos el poder jugar con ella, y ahora con la ciencia avanzada, nadie se pelearía por ella, y con suerte pueda ir a parar a algún coleccionista que la revendería al doble de lo que me podrían pagar, pero en el fondo, aquellos lindos recuerdos, no tienen precios, y el corazón de mi abuelo estaría felíz de que parte de lo que el quería estar para siempre en manos de un descendiente de su familia, y quizá seguir pasando de generación en generación contando esta vieja anécdota. Los objetos no tienen vida, pero la vida se la da quienes amaron o quisieron algún objeto, como en éste caso,  donde recuerdo ver a mi abuelo sentado en su antiguo escritorio de madera, muy serio, redactando documentos, o cartas.
No se si es importante o no, pero me siento libre, y me siento en paz, y no me pregunten porque, pero si se que algo me dice, que él ahora debe estar satisfecho y diciéndome, “Ahora sí, llegó el momento de que la tengas y tienes el permiso para usarla” pero ahora esta antigua máquina de escribir,  solo dormirá en paz, al lado de esa bandeja de vinilos.

SILVIA STIVY BELIZE
En homenaje a mi querido abuelo DON VIDAL

0 comentarios:

Publicar un comentario